En la quietud, todo es silencio. Es lo que se mueve lo que esculpe sonido en el espacio.

Esta pieza es una reflexión sobre los sistemas usados para difundir el sonido en el espacio, pues no es indiferente usar un interfaz u otro. Por eso, el procesamiento digital del sonido es sólo una parte del proceso. La otra parte, casi más importante, es el dispositivo que usamos para proyectar el movimiento del intérprete sobre el interfaz y, así, convertir estos gestos en expresión sonora.

El dispositivo que fabriqué para esta pieza alimenta, con su propio sonido, materiales que son tratados en tiempo real mediante MaxMSP. El interés de este interfaz reside en que no son los  movimientos del intérprete los que el ordenador entiende como datos de procesamiento, sino que es el propio sonido del objeto el que alimenta al software, tomando las variaciones de dinámica para disparar los diferentes paisajes sonoros pregrabados en el disco duro. En los dispositivos táctiles de última generación, el sonido de los dedos, dada la textura de la superficie, es casi nula. En este interfaz, en cambio, el tacto está amplificado, así como lo está el movimiento sobre la superficie, que se proyecta en los cuatro altavoces colocados en las esquinas de la sala. Además, también es un objeto, lo que añade un importante ingrediente visual y genera nuevos contextos del sonido.

Así, el conjunto se convierte en un ejercicio de conciencia sobre el movimiento y las fuentes sonoras, y la pieza “Sube o baja según se va o se viene” es una prueba con público de un objeto que distribuye en el espacio, simultáneamente, su propio sonido y el de paisajes sonoros pregrabados.

sube o baja 1

Fotografía: Concierto en Arteleku (Donostia, 2011)